miércoles, 31 de octubre de 2007

la comunicacion

La palabra es un signo. El signo linguístico puede ser abordado por diferentes teorías.
Antes de tratar de los símbolos y del dominio de lo simbólico hay que insistir en que la acepción que aquí damos al término símbolo es la de un signo socialmente constituido, o más precisamente, "un símbolo es un signo que se refiere a un objeto que él denota mediante una ley" (Peirce, 1897/1987).
Quien dice una ley, dice una convención o acuerdo. (Piaget llama símbolo a lo que Peirce llama signo y viceversa). Para él, los símbolos son significantes de que la mente se sirve para representar (la mente se los construye sin mediación social alguna) y la función simbólica o función semiótica es la función representativa.
La capacidad de representar (X representa a M) entra, desde luego, en el proceso de simbolizar pero éste no se agota en la mera representación. Una estatua de un héroe nacional representa, incluso físicamente, el personaje; pero es el hecho de erigirla lo que constituye un acto simbólico de exaltación al héroe. Su figura o representación hay que situarla en un conocimiento social compartido (las hazañas del personaje que están ligadas a la historia social); esto, junto con la postura, la vestimenta y el lugar donde se erige, es que le confiere su pleno carácter simbólico. El símbolo es una representación que se sitúa en una perspectiva social: recoge y remite a significaciones que comparte un grupo social.
El símbolo es una "herramienta" de naturaleza cognitiva pero simultáneamente comunicativa. El símbolo ha nacido de la comunicación y para la comunicación. Los símbolos son significaciones colectivas a través de los cuales comunicamos a los otros nuestras ideas; también, merced a los símbolos, les expresamos lo que somos; al re-presentar los símbolos nos sentimos miembros de un grupo social: las fiestas y rituales (religiosos o patrióticos), el vestir, el hablar y sus maneras, la decoración de nuestras casas, nuestros usos de ocio, etc. son, en este sentido, simbólicos. Toda la cultura está cargada de simbolismo. El niño entra en el mundo de los símbolos por la comunicación: el niño, junto al significado-uso de las cosas, aprende, poco a poco, que esas cosas se sitúan en un "horizonte social" de historia, creencias, valores y es aquí donde aparece la carga simbólica.